Con algunos pequeños cambios, y si se adoptan algunos hábitos sencillos, conseguimos mejorar fácilmente nuestra productividad laboral.
Independientemente de las actividades profesionales o tareas cotidianas que realicemos, la mayoría de las personas busca mejorar su productividad laboral. El objetivo principal es aprovechar al máximo el tiempo que dedicamos a nuestro trabajo. Algunas teorías afirman que la productividad se rige a través del uso de ciertas técnicas. Lo cierto, es que lo fundamental en la productividad, son los hábitos.
Para los expertos en psicología, un hábito es cualquier comportamiento no innato, y aprendido mediante la repetición. Las actuaciones se realizan de forma habitual y automática, sin apenas pensar en ellas. En este caso, incluimos los hábitos que tienes adquiridos y se tienen que modificar, ya que sin ello, no mejorarás la productividad.
Hoy, en el blog de Aervio, te contamos por qué es importante adoptar hábitos sencillos que ayuden a mejorar la calidad y productividad laboral, y te damos algunos ejemplos para poder llevarlo a cabo.
Mejorar la productividad laboral con experiencia, constancia y dedicación
Para estructurar bien la jornada laboral, es necesario enfocarse, realizar las actividades con agilidad, y mantenerse concentrados. De esta forma, se podrá salir adelante durante todo el día de trabajo, sin gastar energía extra. En este punto, nos encontramos con un problema: ¿Hay factores que podrían perjudicar nuestro rendimiento?
La respuesta es sí. El exceso de trabajo, las distracciones que trae la tecnología y el estrés, son factores que pueden afectarnos en nuestro rendimiento diario. Es por ello que creemos esencial seguir esta serie de hábitos e ir incorporándolos a nuestra rutina:
• Levantarse temprano: sin duda es la mejor técnica para aprovechar mejor el día, evitar distracciones, y ser más productivo.
• Tener una visión global de las tareas de la semana: planificación y constancia son la clave para lograrlo. Para ello, podemos apoyarnos con el uso de una agenda, si somos de la vieja escuela, o con aplicaciones digitales de gestión de tareas, como Trello.
• Comenzar con las tareas más complejas: cuando empezamos el día, el nivel de concentración está más elevado, lo que nos ayudará a finalizar este tipo de trabajos más rápido y de manera eficiente.
• Mantener el espacio de trabajo ordenado: es imposible ser productivo si el entorno físico y virtual (ordenador) está desordenado. Esto puede hacernos perder tiempo al buscar archivos o documentos.
• Delegar responsabilidades: hay tareas que nos quitan tiempo valioso. En este caso, siempre recomendamos derivarlas a alguien del equipo o contratar servicios de outsourcing, que más que un gasto, son una inversión.
Sabemos que cambiar nuestra forma de trabajar y empezar el día no es fácil, y lleva tiempo y dedicación. Si realmente quieres hacer algún cambio para mejorar la gestión de tu trabajo o de tu vida, céntrate primero en identificar, adquirir, eliminar o cambiar ciertos hábitos. Según los vayamos modificando, será cada vez más fácil conseguirlo; la experiencia, la constancia adquirida y, sobre todo, el poder disfrutar del éxito conseguido, nos van a ayudar a hacer la tarea más sencilla.